[... tachar y volver a tachar... anular (como si de un dedo supuestamente inútil se tratara). Con el proposito de de abrir el sentido a su multiplicidad y dejarlo estar para el conocer estético. Mesa estática y extática que ya no lo será más... mesa vacía que ya no lo está. El objeto para si. Lo que tacha tacha en tanto que comentario y lo que representa en tanto lo que había... en la imagen recordada y en la imagen idolatrada. En el fetiche lo reprimido se muestra como síntoma puesto fuera de nuestro cuerpo físico... ahí fuera. Influyendo con la gravedad de la leyes físicas. Atrayendo nuestro ser a recorrer caminos no sabidos... tal vez desconocidos (mil veces andados por unos o por otros, pero no pensados y no comprendidos). Indeterminación del ídolo... del objeto, de la escena, de la ley en la perversión... ]
[... «Es demasiado idealista... y, por eso mismo, cruel».
Dostoievski, Humillados y ofendidos... ]
[... cruel con la pintura. Con todos los efectos que esta es capaz de desplegar... una idea, un orden una visión. Componer y descomponer... encajar la imagen y dejar que se diga y nos exprese hasta la emoción. Pero esa emoción no llega. No llegará... ]
[... dorado... gamas y capas de dorado que subliman el blanco y negro de la no pintura (o de aquello que se pretendió como pintura otra). Superficies sobre superficies que se ciegan, nublan e invisibilizan las unas a las otras. No puede haber una imagen cabal, completa y frontal de lo que se hace, de la imagen construida, Esta se somete al punto de vista y gana en armonía, en cromatismo, luminosidad y en la negación de si misma y de todo su potencial de sentido a través del valor diferencial que la constituye en lo material. Y en la idea previa, en su origen y en el pretendido destino. Su imagen es azarosa y sujeta al punto de vista y al recuerdo de todos su posibles y potenciales puntos de vista y momentos de luz. Momento de luz y momento de visión se desterritorializan para amalgamarse como el momento de emoción y con el inesperado momento de la verdad... cuando la imagen deja de estar fuera... y ya la idolatramos como a un carnero dorado elevado en su altar que no todo es sin la hecatombe, el sacrificio, o la ofrenda de quienes aguardan del símbolo la alegoría que permitirá vislumbrar el sentido de todo ser y estar... de los acontecimientos y de la razón misma. Signo de vida... ]